Crónica desde el otro lado

En mi calendario de runner (ahora luchando por ser triatleta) hay dos carreras que para mí significan algo muy especial: la Combi-Dos de Sanse y la San Silvestre Vallecana. En ellas he participado desde que empecé a correr en 2006, y siempre con mis hermanos (aunque no siempre todos), lo que lo convierte en experiencias diferentes e inolvidables, ya que Angel y Carlos no corren habitualmente (en la familia tienen bastante con Rober y conmigo), y son las únicas pruebas a las que asisten en todo el año.

Asi que el plan para esta San Silvestre Vallecana era ir tranquilos, saborearlo, disfrutar el paseo...y sobre todo, ir todos juntos, para llegar a meta a la vez.

Como nos apetecía hacer un poco el tonto, por la mañana nos buscamos alguna cosa sencillita para dar el cante...asi que al lío, gafas de sol, calentadores, tutús, pintarnos la uñas (todo de un rosa monísimo)...y salimos de casa sin el chip!!!!! (asi que, oficialmente, no hemos corrido, snif, snif)

Una vez en el Bernabéu, nos juntamos con los turbitos (o los que quedaban de ellos), fotos para la posteridad...y a los cajones. Nos hemos pasado toda la carrera haciendo bromas, chocando las manos de los niños, chinchando al público con que no aplauden, diciéndoles que queremos un paraguas...y así van pasando los kilómetros sin darnos cuenta.

Al final, 55.21min, un pulso de 157ppm y una jartá de carcajadas por el camino.

¿ Llovió ? ¿ Granizó ? No lo recuerdo muy bien, sé que tengo un bonito recuerdo de esta San Silvestre teñida de rosa.

P.D. Una pena que Carlos no pudiera venir por una gastroenteritis, le echamos de menos, y le esperamos el año próximo (pero hay que entrenar algún día!!). También se echó de menos a los turbitos que faltaban, a los lesionados, los que viven lejos y a los que no pueden asistir sin más.